
Imagino que no soy la única que te habrá dicho eso de: “emprender es como un Máster de Desarrollo personal”, ¿verdad? Sí, cuando inicias un camino como este, hacia un negocio sostenible y rentable, que te permita materializar en tu vida aquello con lo que sueñas, el miedo, la incertidumbre y las dudas se convierten en compañeras de viaje.
También muchas otras cosas, más positivas. Sin embargo, cuando estás empezando, o justo en un momento de cambio o crisis profunda (como el que vivimos y los que vendrán) ocurre algo curioso: tenemos más tiempo para pensar.
Esto conlleva que, en muchas ocasiones, entremos en bucle. Por lo que, a mí me gustaría recordarte que, para empezar, nunca debes olvidar lo que quieres hacer. Esta es la guía que ha de orientar tu rumbo, tus pasos. Si quieres llegar a tu meta, no te dejes llevar por el entorno o el contexto.
Lo sé, parece sencillo de escribir, incluso de pensar, pero cómo lo hacemos. ¿Cómo logramos mantener la calma y seguir enfocadas en el día a día, cuando sufrimos un revés que pone patas arriba nuestro negocio?
Tips para mantener la calma en el día a día y enfocarnos
1.Toma conciencia de la situación y asume los altibajos
Cuando emprendemos, incluso poniéndonos en el peor de los escenarios posibles, tendemos a ser demasiado positivas, por decirlo de alguna manera. La ilusión y las ganas nos impulsan y arrancamos con fuerza, en muchas ocasiones, sin pensar demasiado, al menos en ciertas cuestiones relevantes.
Sí, quizá pienses en la estructura de tu negocio, en la imagen de tu marca, en tus productos o servicios… Pero hay ciertos aspectos casi tan importantes que pasamos por alto.
Por lo que, llegado el momento de una crisis fuerte, no solemos estar preparadas a nivel emocional, ni de mentalidad.
En ese caso, la recomendación es que no te resistas a los cambios emocionales, es más, vívelos. Todo pasa y se estabiliza. Después del tiovivo, llega el día cero, el del reset y todo vuelve a comenzar.
Además, piensa que el miedo siempre va a estar contigo, pero que lo importante es cómo lo gestionas y actúas a pesar de él.
2.Ponte en modo práctico
Se trata de que relativices, entrar en bucle a las quejas o la negatividad, no te va a ayudar en absoluto. Únicamente va a conseguir que te quedes estancada y paralizada en el mismo sitio. Así que, vamos a bajarle la voz a esa radiomente, como diría Charo Vargas.
En momentos como estos, las dudas suelen invadirnos y nos lo cuestionamos todo. Entiende que, a pesar de las circunstancias, a lo largo de un emprendimiento tendrás que adaptar tu forma de ayudar a tus clientes una y otra vez. Cambiar no es un drama, ni vender tampoco. De hecho, lo más honesto es seguir al lado de tus clientes aportándoles valor, siempre que te necesiten.
Un recomendación en este caso es que no te fijes tanto en lo que están haciendo las demás, ni dejes que te arrastren las tendencias. Sigue adelante con lo que tengas ahora, ese es tu poder: adaptar tus recursos a las circunstancias de la mejor forma posible.
Por ejemplo, uno de los mayores recursos con los que cuentas es tu tiempo. Tanto si dispones de mucho, como de poco, adáptate. Trata de concretar acciones importantes, de esas que hacen avanzar tu negocio a largo plazo, y trata de incluir una cada día.
Si uno de esos días sólo tienes 30 minutos para sacar adelante una tarea determinada, por imposible que te parezca, comienza a hacerla con actitud positiva y piensa “esto tiene que salir hoy”.
Llegues hasta donde llegues con el tiempo del que dispones, agradece los avances que hayas hecho y, en caso de no haberlo acabado, vuelve sobre él en el próximo rato libre que tengas. Y ahora piensa, ¿hasta dónde crees que hubieras llegado con cualquier otra actitud?
Reconócelo, hay posibilidades de que ni te hubieras puesto. Al menos, de esta forma, seguro que paso a paso sacaremos mucho más trabajo adelante, de una forma más enfocada.
3.Mantén la visión a largo plazo.
Enfócate y aprovecha la situación de “crisis” para crecer. Siempre estamos en la rueda del hámster, así que encuentra tu momento y utilízalo de forma inteligente: reflexiona, evalúa y simplifica.
Haz el ejercicio de “¿qué he estado haciendo hasta ahora?” y pregúntate, por ejemplo:
- ¿qué cosas estabas haciendo por sistema que no te están ayudando?
- ¿qué cosas estabas haciendo porque se supone que “debes hacer”, pero que no van contigo, ni tiene sentido en este momento, ni ayudas a tope a tu cliente?
Después, con las respuestas, céntrate en qué tienes tú que puede ayudar mejor a tu cliente y ¡ve a por ello!
Tus clientes, a pesar de todos los cambios que se produzcan en el entorno, van a necesitar tu ayuda y tus servicios. Piensa en tu cliente, en su evolución, y recapitula si tus servicios se siguen ajustando a sus necesidades.
Y un apunte en este sentido que creo que es importante: ojo a la información que consumes.
Utiliza las redes sociales para conectar con otras personas y no para que te infoxiquen con información que te limita y te bloquea. Siempre en positivo. Por ejemplo, para preguntar a tus clientes qué necesitan en cada momento y en qué puedes ayudarles.
4. Refuerza tu círculo de contactos para mantener la perspectiva, encontrar otros enfoques y seguir creciendo, desde la colaboración y el apoyo.
No sé que sería de mí sin mi red, sin mi equipo, sin esas personas importantes para mí en las que descargo y me permito un momento de vulnerabilidad, o lo que sea, cuando lo necesito.
Así que, en momentos de crisis o cambios, una de las cosas que puede ayudarte a mantener la calma, es estar cerquita de esas personas (¡aunque a veces no pueda ser de forma presencial y física!)
En resumen, recuerda que tu negocio está para ayudar a los demás y siempre que pienses en pivotarlo, haz que sea coherente con esta máxima para que no deje de tener sentido o razón de ser. Para que no pierda su esencia.
¿Qué te han parecido los consejos? ¿Tienes los tuyos propios? Compártelos en los comentarios y hagamos más fuerte ese círculo o red de apoyo.